lunes, 29 de marzo de 2010

Del resto, nada...

Junio de 2005. Con apenas un semestre de Comunicación Social, una emisora local me otorgó la oportunidad de mostrar mis aptitudes como periodista. En el primer día de trabajo, me ordenaron a seguir a alguien, con más experiencia que yo, hacia el Municipio de Guayaquil.
Mi primera cobertura: el Salón de la Ciudad. La majestuosidad con que el ambiente me abría sus puertas me sobrecogió. “Mi primera cobertura y ya tengo delante de mí a una persona importante”, pensé. Me sentía como en mi primer día de escuela. Ansioso de más momentos como ese.
Marzo de 2010. Poco antes de cumplir un lustro en el quehacer periodístico he perdido muchas cosas... felizmente, nada bueno.
Para empezar, dejé de ver las cosas como una oportunidad de destacarme. Ahora busco destacar lo que encuentro. Eso sería lo principal de las cosas que han cambiado.
Si estoy en plan nostálgico es porque he visto tantas cosas que matizaron mi perspectiva sobre los medios con colores que no esperé que se presentarían... en donde hasta la lealtad puede tener su precio.
Pensar, hay que pensar y mucho. No hace mucho entré en una nueva etapa donde estoy obligado, más por mí, a renovar los elementos y velocidad de mi trabajo... ahora se presenta un evento que, aunque no afecta de forma directa, puede ser trascendental.
Lo he leído en varios medios... una situación que algunos veían venir. Por mi parte soy un optimista incorregible... no lo quise ver, no lo acepté... ni lo acepto.
Pero es hasta ahí donde puede llegar mi solidaridad con alguien que creyó en mí, que me dio oportunidades que otros me la han negado, que me colocó en un nivel inmerecido en un principio... supongo que pudo ver más allá del periodista novato.
Y digo que hasta allí llega mi solidaridad porque tampoco puedo dejar llevarme por consignas a favor o en contra de algo o alguien. Otras de las cosas que aprendí en el camino, es que estas pueden ser el primer paso para llegar al fanatismo... y de eso, no quiero saber ni aunque me paguen.
Desde luego que el fanatismo sería en el peor de los casos...
Pero antes que caer en miedos, hostigamientos y militancias prefiero seguir adelante con mi carrera y dar lo mejor de mí para quien me dé la oportunidad de trabajar. Solo el irrespeto a mi labor me haría cuestionar sobre la permanencia en una empresa... la mía, no la ajena pues cada quien defenderá su puesto a su manera.
Después de todo, aún no he visto nada de lo que puede pasar en un medio de comunicación... pero cuando se cree en un proyecto, se lo hace hasta donde den las energías y quienes se salgan -o sean sacados- del camino sabrán de su porvenir.
Yo me ocupo de mi camino y de quien depende de mi para sus primeros pasos...