lunes, 7 de mayo de 2018

Que así sea, Bernard


Dime que esto no es verdad”.
Un buen amigo me compartía una imagen mientras estábamos en una partida de Resident Evil 6 (un videojuego para los que no conocen). Ahí, en medio de una matanza virtual de zombis, vi la gráfica que me llegó por Whastapp: Había fallecido Bernard Fougères, a sus 84 años.
¡84 años! ¡Carajo... Era mayor a mi padre!”, lo primero que llegó a mi mente.
Era la década de 1980, cuando la programación de TV era muy básica, casi nada rimbombante. Lo más colorido que recuerdo de mi infancia son las noches familiares de ver Los Picapiedras e irnos a dormir con una risa en los labios.
Y en medio de esa simpleza, estaba el Show de Bernard, un espacio para compartir los videos y noticias musicales del momento. Lo pasaban después del noticiario, justo cuando yo llegaba de la escuela. Mis primeros acercamientos con los géneros pop y rock fueron ahí. Recuerdo haber cogido la grabadora de mensajes telefónicos de mi papá, acercarla al televisor y grabar las canciones de Menudo y Michael Jackson.
Desde ahí, no podía imaginarme un almuerzo sin el tipo de los grandes lentes cuadrados, de mirada amable, siempre sonriente, con reflexiones filosóficas de nuestro entorno, al pie de un piano que tenia una Mafalda de adorno y a la que siempre le hacían un “close up” al comienzo y al final del programa.
Crecí con él, toda mi juventud fue con él hasta mis 20 años cuando su programa dejó de transmitirse. “El Show de Bernard” llegó hasta los 30 años de entrevistas, consejos y música. Después de eso, ningún espacio musical televisado me satisfizo. Me tocó acudir a la radio a pilas para seguir escuchando música.
Pero el hombre no se borró del mapa. Tuvo apariciones esporádicas en TV y radio, hasta finalmente llegar a diario El Universo donde escribía editoriales. No los lei todos, lo admito, pero siempre que aparecía uno delante mí, lo hacía... Podía dejar de leer el resto del periódico pero a él, no.
Durante una entrevista, me enteré que alguna vez intentó quitarse la vida. Cuán engañosa resulta la pantalla, vemos a una persona feliz y desconocemos lo que puede estar pasando tras bambalinas, no le damos importancia y muchas veces lo olvidamos... No lo juzgué, por el contrario, me identifiqué aún más con él por la semejanza de valorar aquello que se debe, aún en los momentos donde parece ser el fin del mundo.
Chuta... Es una pena inmensa, indescriptible”, le dije a mi amigo. Casi cuatro décadas creciendo con Bernard. Tantas reflexiones que yacen ahora en el recuerdo, algunas, en letras de oro.
Pero me quedo con una frase emblemática de él... Una que Bernard mencionaba al final de su programa, una que cito frecuentemente y que procuro ponerla en práctica. Es una máxima que todos deberíamos tenerla presente: “Hagan lo que quieran pero sin hacer daño a nadie”.
Que así sea. Hasta siempre, Bernard.

lunes, 20 de febrero de 2017

Yo voté por Moreno

Entre los que me conocen, habrá quienes digan que lo hice por afinidad política; otros -más atrevidos- dirán que es porque trabajo en una empresa pública.
Los que no me conocen, me tratarán peor.
Lo cierto es que nunca antes llegué hasta el biombo sin tener la certeza de por quién votar. Con tres nombres en la cabeza (Lenin Moreno, Paco Moncayo y Abdalá Bucaram Jr.), ahí estaba... Con la pluma en mano sin poder rayar con toda la seguridad que requiere una decisión tan importante.
Lo reconozco, entre en pánico. En ese estado, cualquiera actúa en función del instinto y no de la racionalidad. Fue cuando le coloqué una raya a la casilla del candidato oficialista.
De pronto sentí que darle una oportunidad a Guillermo Lasso, restándole un voto a Moreno -si me inclinaba por Moncayo o Bucaram-, no era lo correcto.
Que quede claro de una buena vez: Votar por 4 años más de lo mismo que he visto por una década, en cuanto a nivel de agresión verbal, falta de diálogo, y enquistamiento de malos elementos -que todos los movimientos políticos tienen- en el poder, no me entusiasmó. Pero la vi más oscura con un candidato que no muestra, ni en lo mínimo, algo distinto en cuanto a lo que considero como los mayores defectos del régimen.
¿Para qué volver a empezar otra vez, desde 0, con el mismo estilo pero en el otro extremo?
Lasso lo ha expuesto lo suficiente: Va a deshacer todo lo que ha hecho Correa... Como si no hubiera nada bueno qué rescatar. No se construye un país derribando todas las paredes sino conservando lo que realmente sirve y desechando lo que no.
Si gana Lasso, casi que lo veo tomando juramento de una forma ya conocida: Sobre la voluntad popular y no sobre la Constitución.
Hay que admitirlo, la votación está apretada... Y en las redes sociales me ha tocado leer de todo: Que Manabí y Guayaquil -donde el respaldo a Moreno fue abrumador- valieron v..., que el voto a Lasso indica “madurez” y “patriotismo”, que si no hay segunda vuelta, el pueblo se les va encima...
Que sostengan las mismas palabras, el mismo nivel de argumentos que esgrime el oficialismo prueba mi punto: No habrá nada diferente con Lasso, excepto, claro está, la línea política.
Yo digo que venga la segunda vuelta... Seguiré prefiriendo al pésimo conocido que al malo por conocer. Pero, como graficó alguien por ahí, será cuestión de elegir si meter una bala en el pie izquierdo o el derecho.
Y veremos cómo nos va con las muletas... Igual, ya perdimos bastante.

jueves, 14 de mayo de 2015

La historia del descenso de Emelec

Claro, yo hasta recuerdo una portada de revista Estadio en la que se titulaba 'Emelec a la B' y la foto era la del partido con El Nacional”, me afirma un emelecista con más años que yo.
Aquello ocurrió en 1980, cuando apenas tenía 3 años de edad -a casi un lustro de declararme emelecista-. No recuerdo casi nada de ese año pero la portada, de alguna manera, quedó en mi memoria.
El tema del descenso, hasta hace poco, apenas me sirvió como referente histórico del Ballet Azul que durante la década de 1980 tuvo un mediocre desempeño. Apenas sí salvó los muebles en 1988 con su sexta corona y el inmortal “Benincazo” cuando ganó el primer Clásico -más la copa de un torneo amistoso- en el patio de su tradicional rival, Barcelona.
Sin embargo, desde hace algunos años vengo escuchando de boca de hinchas toreros la historia de que fue Barcelona quien envió a Emelec a la serie B. La versión es replicada hasta el cansancio en redes sociales.
El origen de esta situación -y por más que he buscado no he encontrado otro- está en un video de Youtube con un archivo de Telecentro (ahora TC Televisión) en la que el narrador comenta un Clásico en el que Barcelona venció a Emelec 4-0.
La historia recuerda este 4 a 0 que clasificó a Barcelona primero a la liguilla y sepultó a Emelec por primera y única vez en la serie B”, sentencia el comentarista. El narrador es identificado como el "Chugo" Tobar y el video es un montaje realizado en 1992 a partir de un archivo de TC Televisión, según me manifestó Diego Arcos en Twitter.
Me pregunto cuántos se tomaron la molestia de tan siquiera corroborar en el calendario del Campeonato Ecuatoriano aquella afirmación de que los "toreros" sepultaron a los "millonarios".
Lo primero que salta a la luz, tras observar la tabla de posiciones, es que apenas el gol diferencia sentenció al Bombillo al descenso al acumular 14 puntos y -8 mientras Deportivo Quito alcanzó 14 puntos y -2.
La inquietud que queda tras la observación del estrecho margen es si hubo un partido en el que apenas un empate cambiaría la historia.
Primero busco el famoso 4-0 y lo encuentro en la fecha 15, a tres del final de la etapa. Emelec debía sacar al menos 5 puntos en sus siguientes 3 partidos.
Hasta cierto punto, se puede entender la percepción de que aquel Clásico liquidó a Emelec puesto que, según reseñan periódicos de la época, Barcelona era el rival más dificil que tenía que sortear el Bombillo. Para ese momento, habían otros 3 equipos con peligro de descender: LDU de Quito, Deportivo Quito y LDU de Cuenca.
En el caso de una derrota en el Clásico, Emelec debía esperar otros resultados además de comprometerse a ganar los siguientes compromisos.
En el transcurso de las fechas, aquellos resultados SÍ se dieron. El Deportivo Quito, desde la fecha 15 hasta la 18, apenas hizo 2 puntos al igual que LDU ( C ) -quien también descendió al final- y LDU (Q) sumó 3 puntos.
Tras perder con Barcelona, Emelec ganó en la misma fecha, la 16, en que los “chullas” apenas consiguieron un empate. La siguiente fecha, la 17, era vital para mantener la categoría para ambas escuadras.
En esta ocasión, Deportivo Quito vuelve a empatar y Emelec es derrotado por El Nacional. Por el gol diferencia -a menos que Emelec se mandara una goleada de 9 goles de diferencia, algo utópico-, ya no importaba lo que ocurriera en la última fecha: Emelec se iba a la “B”.
Pero no, no fue Barcelona quien sentenció la suerte del Bombillo sino El Nacional. Si bien los 4 goles también agrandaron la distancia del gol diferencia, solo bastaba un empate con el Nacho y aguardar lo que ocurriera en la fecha 18.
En la última fecha, el Deportivo Quito perdió 1-0 contra El Nacional. De haber existido solo un empate en la fecha anterior, junto con la victoria de Emelec al cierre de la etapa ante el América, se habría cambiado la historia.

Puedo entender que aquellos -como yo- que nacieron a finales de la década de 1970, pudieran dudar sobre quién envió a Emelec a la serie B... pero me pregunto por dónde están los mayores, si callados o acolitando a algún barcelonista que cierra su investigación con solo un video sin tomarse la molestia -por ignorancia o conveniencia- de indagar más profundamente.

viernes, 17 de enero de 2014

Solapando el abuso

¿Qué adolescencia no es difícil?
La mayor parte del tiempo la pasaba en una burbuja. En la ingenuidad de mis años creía que si no me metía con nadie, nadie se metería conmigo. Los videojuegos, libros y TV le ganaban la competencia, incluso, a las actividades deportivas por lo que mi estado físico era más vulnerable a la de los amigos y compañeros de mi entorno.
Chico bien portado en escuela y colegio. Me podían cuestionar cualquier cosa menos mi conducta por la que hasta llegué obtener diploma de plata. El ejemplo para ello lo seguí de mi madre y tan bien lo supo ella que tuvo la oportunidad de defenderlo, a su estilo, por esos días.
Pareciera que en cada curso debe haber un instigador, un chico problema. En mi grupo, ese alguien era un recién llegado, flaco, más bajo que yo de estatura, pelo ondulado y de ojos verdes, tan claros que, en conjugación con su actitud, parecía poseído por el demonio.
Llegó a insultarme la madre. Tan reiteradas eran sus provocaciones que aquella acabó con mi paciencia. En la poca fuerza que tenía le metí un puñete en la mandíbula, medio se tambaleó, respondió, las técnicas de lucha eran casi parejas pero antes de que se definiera un ganador el inspector del plantel nos llevó al rectorado.
Este siempre da problema” dijo el inspector señalándome. Me habrá confundido, era mi primera polémica, al menos en el colegio. El rector me hizo señas para quedarme callado... no sé si sería para evitar complicar el asunto o me coartaba deliberadamente el derecho a la defensa. Misterio sin resolver.
Como consecuencia del hecho, llamaron a los padres. Asistieron las madres. La mía se justificó en que quería conocer de cerca mi primera riña. El padre del otro era un marino... Dios sabrá por qué no fue.
De lo que sucedió, mi mamá lo resume en que la madre de mi contrincante “poco más y lo elevó a los altares, que su hijo era incapaz de agredir, que seguramente fue el otro el que lo provocó, que era yo quien debía ser sancionado”.
El turno de mi mamá, sus cuatro años en Derecho no eran en vano. “Mi hijo jamás ha tenido problemas de conducta en ningún plantel, averigüe el historial del otro”. Aún así, nos quedamos sin saber los antecedentes.
La decisión del dirigente de curso fue salomónica: 15 de conducta para cada uno en el trimestre corriente. Él salió ganando, yo perdiendo el diploma de oro.
Pasan los años y el oficio de periodista me llevó a conocer de cerca a un grupo de padres que defendían a sus hijos por su presunta participación en una gresca campal cerca de Mall del Sur. Las excusas presentadas llegaron a hacer sonreír a las autoridades educativas por su inverosimilitud.
La última madre en intervenir, de ocho representantes presentes, habló en tono elevado. “No sean tontos, no les solapen la sirvengüencería a sus hijos, yo sí reconozco que el mío estuvo en el momento y lugar equivocados. ¿Creen que esto desaparecerá el problema? Pues no”. El silencio de los aludidos fue por demás elocuente.
¿Cuántos habrá como esta madre de familia? ¿Cuántos más habrá como los otros?

jueves, 29 de marzo de 2012

Entrevista a "Polito"

Hoy salió en El Telégrafo una entrevista que realicé a Leopoldo Baquerizo Adum, mejor conocido en el medio televisivo como el "eterno perdedor" o "Polito".
Como suele ocurrir, el espacio en una página tiene por costumbre dejar mucho de lo conversado afuera... este caso no ha sido la excepción.
Sin embargo, por respeto al encuentro quiero aprovechar mi "blogosfera" para compartir todo lo que hablé con el también concejal de Guayaquil... la entrevista transcurrió en la casa de "Polito".

¿Cómo se dio su incursión como animador de TV?

El 15 de enero de este año cumplí 42 años en los medios. Yo comencé en radio cuando tenía 14 años, rumbo a los 15, en 1970. Inicié en radio Nacional El Tiempo, de ahí pasé a radio Continental, radio Sucesos, radio Mambo; mientras estuve ahí, trabajando en la tarde, en la mañana laboraba en radio Espectáculos. De ahí pasé a Ifesa, mientras estaba ahí trabajaba en radio Alegría que era la competencia de la primera porque pertenecía a Fediscos; luego estuve en radio Sucre, que no era la que se conoce en la actualidad sino otra que se abrió en la época... y de ahí llegué a tener mi radio, radio Acción.

Entonces, tras el proceso de la radio, en 1976, cuando se dio una convulsión peruano ecuatoriana, hubo una recomendación. Estaban buscando elementos en TC (antes Telecentro), un amigo, mayor que yo, amigo de barrio que inclusive había sido gerente del canal, me dijo “yo tengo a alguien que te puede escuchar en la radio”, en ese entonces Ifesa, y sugirió que lo llame.

Entré en contacto con aquella gente, eso fue por el mes de febrero, ellos se regresaron a Perú, y cuando volvieron, en el mes de abril, entré a trabajar al canal, un día 15. El 4 de mayo, entre 10 y 11 de la noche, salió el primer programa de Haga Negocio Conmigo en el cual, los primeros 4 programas yo hacía la locución en off... al quinto programa aparezco yo de apertura al comienzo, en tal caso, y desde ahí, gracias a Dios... Nadie hubiera imaginado que hubiera durado tantos años.

¿No chocó esa transición de locutor a animador?

Cuando me llamaron a mí... entre radio y TV, obvio, hay diferencias pero sí es una buena base. Pero la diferencia es que uno no está frente a una cámara cuando se está en off, es como estar en la radio, te escuchan... tú estás creando fantasías a la gente, mientras que en TV tú pones tu producto a la vista. Se marca diferencias pero haber estado en radio pienso que me ayudó. Sin embargo el tema nervios en TV todavía no lo pierdo. Me pueden ver con aplomo, con todo, pero los nervios están ahí... y antes era en directo, ya muchos años se graba el programa, como la mayoría, pero igual, como diría una vieja frase, usted no lo ve pero está ahí...el miedo.

¿Cómo ha sido su rutina de vida, antes y después de involucrarse en la política?

Uno tiene que acomodar los horarios... la política me quita tiempo, sí, por supuesto porque hay reuniones. Gente que a uno lo llama, que quiere reunirse con uno, cosas que hay que programar, cosas que hay que conversar, transmitirle al Alcalde que es la autoridad máxima... Nosotros como concejales somos canalizadores... es diferente a lo que me tocó vivir cuando estuve en el Congreso. Ahí sí fue más pesado porque tuve que alejarme de mi familia... yo soy súperapegado a mi familia... me encanta mi hogar. Soy casero, desde soltero, tan casero que venía un feriado, la gente se iba, y yo me quedaba ahí, solo en la casa porque me agradaba la tranquilidad... El trabajo de radio es de ruido, bulla, sonido, retorno y todo. Entonces, ¿yo qué busco? Y aparte que yo disfruto estar en la casa. Me gusta, me encanta.

La diferencia entre las épocas de su vida la marca el tiempo disponible para su familia...

Claro... uno tiene que irse acoplando, acomodando, sin lugar a dudas, pero yo pienso que, aunque para muchos pueden ser incompatibles la comunicación social y la política, es todo lo contrario. El comunicador social está para servir a la comunidad y el que se mete en este tortuoso mundo de la política, al que tuve el privilegio de llegar, siendo dignatario de elección popular, está también para servir a la comunidad.

Son estados paralelos donde la diferencia está en que el comunicador puede coadyuvar dando ideas, dando conceptos y dando críticas, y en cambio, el que está en la política es un actor más directo. No es lo mismo ver un partido de fútbol que estar dentro de la cancha. A veces se lo quiere poner como que es un pecado, un delito cuando no lo es. Mientras que un arquitecto, un ejecutivo, un abogado, etcétera, que se mete en la política y le va mal puede recuperar su vida privada, el comunicador social corre el riesgo de su vida porque toda su carrera se puede ir al tacho de la basura. Créamelo que no es nada fácil, hay que tener mucho cuidado, pensar mucho las cosas... entre el comunicador social y el político, yo soy comunicador social, por naturaleza.

¿Cuáles serían las principales diferencias entre “Polo”, el animador, y Leopoldo, el político?

Yo pienso que ninguna, por una razón: el estar en política no significa que se vaya uno a despersonalizar. Yo, por ejemplo, mi vida particular, antes de ser comunicador, mi naturaleza es ser amigo, soy amiguero. Yo nunca tuve problema en darme besos y abrazos con la gente porque es mi naturaleza y en la política ocurre exactamente igual. Si es de reirme, igual, en mi vida privada nos reímos pero si es de coger temperamento, créalo, créalo que yo sí tengo temperamento.

Pero uno tiene que aprender a dosificarse en la vida. La madurez nos va dando tranquilidad, una filosofía de vida. La próxima semana (esta) voy a tener 57 años, ya no soy una criatura. Me siento con el espíritu de cuando comencé, de cuando era niño. El que a mí me conoció en la esquina del barrio de donde yo paraba, cuando viví 22 años en la esquina de Ayacucho y Chimborazo, los que me conocieron en la escuela, el colegio, la universidad, dice “el que está en la pantalla, ése es Polo”. Si es de molestar, molestemos.

Yo recibí contundentes editoriales, que lo que yo hago es un escarnio, una mofa, que me burlo de los discapacitados, que me burlo de todos... Mire, el que para en una esquina del barrio, o cuando uno en está en grupo, nos tomamos el pelo, nos bromeamos... ¿me explico? Haga Negocio Conmigo es eso: la esquina del barrio trasladado a la pantalla. El que va al canal sabe que va a convivir intensamente. Los participantes se tiran bromas o entre los mismos compañeros... las modelos... es darle un poco de oxígeno de alegría a la gente.

Precisamente quería abordar esa parte del programa, en internet encontré un artículo que lo tilda de machista y sexista...

Vea... yo creo que en la vida hay que tener sentido del humor. Usted no tiene sentido del humor y quiere buscarle la quinta pata al gato. Yo jamás, jamás he tratado de rebatirle “usted tiene una óptica de mendicidad” a nadie, tanto a comunicadores como a no comunicadores... he respetado, si tengo que respetar, el criterio ajeno. Sin embargo, bendito Dios, el programa va a cumplir 36 años, en mayo, no puede ser una casualidad.... No es una casualidad. Si la gente sintiera que se la está hiriendo, la gente no va ir para que le caigan a garrote.

Machista o sexista, mire, si hay alguien en la vida que pueda ser considerado, como dice la juventud, “rechupado” o “mandarina”, sería yo. Yo no manejo nada, a duras penas llego acá, como, hago lo que tengo que hacer y chao. La que manda es mi mujer ¿puedo ser yo machista? Yo no manejo plata, ni me interesa, nunca he sido apegado al tema “plata”. Entonces, la visión de la persona que escribió la respeto pero no la comparto. ¿Por qué no hace un contrapunto? Por ejemplo, le enfoca una visión diferente.

Lo más fácil es hacer llorar a la gente, más difícil es arrancar una sonrisa, y el programa lo que intenta siempre es arrancar una sonrisa. ¿Cómo nos reímos? Entre amigos: bromeándonos, tomándonos el pelo... Haga Negocio es para romper la rutina... la gente sabe a lo que está yendo...Hay quienes dicen “es que va por necesidad”... la gente también busca oxigenar el tiempo... Como en todo programa concurso ¿por qué va la gente? Porque quiere entrar y poder salir con algo... será porque necesita, es obvio. Pero, este tiempo que compartimos todos, todos nos estamos riendo, molestando; hay una buena química, hay una interrelación...

A mí la gente no me trata a la patada. Ni siquiera me dice Polo sino Polito. ¿Eso no es un privilegio? Yo en ese sentido, le doy gracias a Dios porque, caramba, muchos pueden ser conocidos pero no todos son queridos.

¿Cómo empezó a involucrarse con la política?

Le explico, yo vengo de padres, abuelos y ancestros políticos. Yo, mucho antes era político, una palabra que es tan poderosa, adcremente, amarga y triste... llena de ingratitud. Mi padre, políticamente, estuvo en los puestos más pequeños, puestos administrativos que, créamelo, si él hubiera sido medianamente pillo, se convertía en Rockefeller, incluso el hombre más rico del mundo le hubiera quedado corto. Pero el tuvo una escuela, venimos de esa escuela, él aprendió del abuelo y este del bisabuelo.

En el espejo que yo tenía en mi padre, yo llegué a odiar la política por la ingratitud de la gente que lo rodeaba. Cuando usted entra en la política, escala posiciones como en muchas labores. La política, al fin y a cabo, es un trabajo de servicio. Esto me recuerda a una máxima que dice: Cuando tenía dinero, me llamaban don Tomás, ahora que no tengo me llaman Tomás no más. Cuando uno está en cierta instancia del poder, sea chiquita o mediana, es una especie de estatus para la gente... le aparecen parientes que nunca conoció, parientes que no son parientes, amigos que nunca fueron amigos... lo puedo entender pero en el rato que usted deja ese espacio político ¿dónde están que no se ven?.

Por el lado de mi labor, no tiene idea de la cantidad de invitaciones que me llegan. ¿Sabe a cuántas voy? Las puedo contar con una sola mano... no voy. No es que yo desprecie la invitación pero creo que yo prefiero estar en mi casa. Termina mi trabajo diario y yo disfruto de mi hogar, nadie tiene idea de cuánto yo disfruto estar aquí en mi casa. Siento paz, siento tranquilidad... si yo fuera a todas esas invitaciones que me llegan, no tendría vida. Todo lo que quiero está aquí ¿sabe por qué? Si no estuviese en un puesto como en el que estoy -concejal de Guayaquil- ¿sería invitado?

¿Y esa invitación a la política, cómo le llegó y por qué la aceptó?

Eso se dio de un momento a otro, a finales de los 90. Ni mi papi sabía, y la respuesta a esa invitación fue aquí en mi casa, después de 48 horas de haberla rechazado. Aquello fue un viernes, que hablamos y me negué, me llamaron el martes... “¿Ya lo pensaste, Polo?” me preguntaron tras ya haber agotado ofrecimientos. A mí me habían llegado invitaciones hasta para ser candidato a la presidencia de la República. Pero yo no me ciego por las humaderas de la vanidad de la política. Gracias a Dios he tenido ese sentido de saber tener los pies sobre la tierra. Aquel martes me negué, después de eso hubieron dos días de diálogo, y el jueves, a las cinco de la tarde, aquí en mi casa, ante tres personas más dije “okey, vamos”.

Y vamos bajo el concepto del mensaje que se venía dando en aquel entonces, un mensaje humanista y que tenía como antecedentes dos buenas administraciones de Jamil Mahuad como alcalde de Quito. Fue una campaña muy fuerte pero llegué a la diputación (por la Democracia Popular -DP-) pese a que durante la campaña me dijeron que yo era un payaso, un títere... y sucede que no fui nada de eso. Jamás le contesté nada a nadie, a veces es mejor callarse... el que calla, otorga. Además, me convertí en la piedra en el zapato de muchos, durante el régimen de Mahuad, desde diciembre de 1998.

Es lamentable lo que ocurrió con el gobierno de Mahuad pero cada quien responde por sí mismo... no se le puede hacer inculpaciones a fulano o sutano porque estuve en una corriente política. Yo no soy afiliado ni cosa parecida. La política, cuando se llega, hay que entrar en una reflexión, cuál es el problema, causas del problema, soluciones posibles al problema y buscar la mejor opción posible, eso no tiene ni derecha o izquierda.

Esa fue la erupción mía en el mundo de la política, a pesar de que yo ya sabía en lo que me iba a meter, entre paréntesis, ni mi madre me quería en la política... Yo odié a la política, no tiene idea de cuánto, pero no me arrepiento de formar parte de ella aunque hay veces en que considero “hasta aquí llego”. Yo no sé si en las siguientes elecciones iré o no, tengo que pensarlo mucho, tengo que madurar mucho... incluso cuando llegué a diputado estuve a punto de renunciar, y con una muy buena reputación. Por un personaje (no especificó cuál), con quien tuve una tremenda polémica dentro del grupo, me sacaron del bloque (de DP) porque yo no voté, no fui a levantar el dedo por una ley que califiqué como “postomanía” y votar en contra de la comunidad que me dio el privilegio de llegar al Congreso.

No se trata de quién es el más o menos votado sino de que te tomen en cuenta. Aún si hubiese sido solo uno el que haya votado por mí, yo le digo gracias. Alguien que confíe en uno es un privilegio.

¿Y por qué el cambio de diputado de la DP a concejal del PSC?

Fue, más que nada, por cuestión familiar por la distancia entre Quito y Guayaquil, donde está mi hogar. Han existido momentos en que, tras estar en el Congreso y ver ahora la Asamblea, sí me pica el tema de la legislación por aquello del debate porque, dentro del mundo de la comunicación social, conocí de leyes gracias a mi tío Leopoldo Zavala Baquerizo... pero Dios quiso que fuera comunicador, desde muy niño me gustó la radio.

La política tiene muchos riesgos, se pierde amigos en cualquier cantidad, lo mismo que parientes y familiares que se van quedando ¿Por qué? Hay quienes creen que la política fue hecha para enriquecerse o para que los quebrados pasen a ser ricos... en ese sentido yo soy caretuco porque no he sacado provecho de nada de eso. Gracias a Dios, entonces lo que ya saben ni siquiera me buscan y no pierden el tiempo conmigo.

¿Cuáles cree que serían su principales logros en su gestión como concejal de Guayaquil?

-Piensa por unos momentos- ¿Como logros? Que la gente todavía me siga queriendo y respetando. Fuera de esto, mi obra mimada es el centro gerontológico (Arsenio de la Torre)... así como para resaltar algo. De ahí hay varias obras pero pienso que mantener el respeto y el cariño de la gente, no tiene precio. Yo me puedo equivocar, de buena fe, como todo ser humano, en la política, en mi trabajo o lo que sea... somos seres humanos y no máquinas. Pero si me equivoco es como decir, “no pasa nada”... es la reacción de la gente: “Se equivocó Polito, no pasa nada”. Trato de no equivocarme, desde luego.

Frente a los últimos eventos -colocación de monumento a LFC en Las Peñas-, usted, como persona, como ciudadano, como político...

-Interrumpe- Yo no soy político, soy Polito, porque si fuera político, me vería en las primeras planas de la prensa todo los días y a cada rato. Mi trabajo privado es más bien público y la parte política mía más bien es de perfil bajo, casi subterráneo... yo prefiero que sea así.

En todo caso, ¿cuál es su percepción de este asunto del monumento a LFC, partiendo desde la intención del Municipio de colocarlo en Las Peñas, lo actuado por Diabluma y el INPC, y la columna que finalmente colocaron en ese lugar?

Tenga la plena seguridad de que, si fuera ilegal, no fuese constitucional, si no estuviera ajustado a la ley del Cootad... yo no hubiese votado a favor de que se coloque el monumento ahí -en Las Peñas-. Pero la competencia, aunque no le guste a otro, la tiene el Municipio de Guayaquil, las municipalidades del país.

Yo voy mucho más allá de eso. La semana anterior escuchaba a Esteban Delgado (subsecretario del INPC) afirmando que la ministra (de Patrimonio, María Fernanda Espinosa) le había dicho para que trate de juntarse con el alcalde (Jaime Nebot) y, qué se yo, dialoguen... eso es lo que hemos hecho desde un comienzo, y yo le garantizo, créalo, que usted se sienta, conversa con él (Nebot), y lo que es, es, y lo que no, no es; y si hay que llegar a un consenso o un buen término, él lo hace.

Esto no es algo que me hayan contado, yo lo he visto, no es que él sea intransigente... lo que pasa es que aquí, primero, dicen, radicalmente: “no, esta es competencia nuestra”, y están yéndose en contra de la autonomía municipal y contra una resolución del Consejo Cantonal. Perdóneme. Entonces, son dos factores los que se están sumando ahí.

Yo, particularmente, más allá del tema político, más allá de los adeptos o no adeptos a LFC, pero él fue dos veces Alcalde de Guayaquil y nunca se le ocurrió sacarlo a Assad Bucaram del parque Guayaquil y tampoco sacarle el nombre de Jaime Roldós Aguilera a la Terminal Terrestre o quitar su escultura de donde está. Hay dirección adquirida con aquellos que han sido personajes importantes que han tenido aciertos y errores como todos... no somos perfectos, somos imperfectos, el único perfecto que conozco es Dios.

Entonces es por eso que creo que vale la pena un acercamiento, buscar la paz... yo soy un hombre que creo y amo la paz, que busca la integración de la gente, pero llega un momento en que si quieren verle las costuras a la gente o que tienen, como una expresión antigua, un espíritu joditivo, que tienen ganas de joder la vida, no sé a quién... porque no es a la autoridad, o de repente a Guayaquil... ¿Cree que hay derecho de llegar a un enfrentamiento de ecuatorianos contra ecuatorianos por querer rendir, los guayaquileños, un homenaje a quien fue dos veces su alcalde, a quien inyecto sangre en las venas, reconstruyó la ciudad, y levantó el ánimo de los guayaquileños que recuerdan lo que era su ciudad?

Guayaquil era un potrero, por favor, la gente de fuera de la ciudad recuerdan como era el Malecón, comenzado por la parte que se cerró. ¿Qué eran? Meaderos, fumaderos, delincuentes, prostitutas, homosexuales, borrachos, orinaban, defecaban ahí... eso era el malecón Simón Bolívar, por dar un ejemplo. Toneladas de basura todos los días... el edificio del Municipio se caía... ahora vienen y dicen que un homenaje es injusto... Perdóneme.

Hay conspicuos enemigos de Febres Cordero con los que no se llevaban, se vejaban y decían muchas cosas, montones de veces. Hemos visto cartas de ellos (INPC y Diabluma) que reconocen al menos la valía y es por eso que, cuando hablan de patrimonio, quisiera al menos saber de qué patrimonio pueden hablar cuando Las Peñas, el cerro Santa Ana y todo... ¿qué era, pues? ¿Era patrimonio? ¿Y cómo estaba ese patrimonio antes de que lleguen las gestiones de LFC y Nebot?

O sea, resulta injusto, ¿me explico? Yo le estoy hablando como un ciudadano, no se trata del área política, yo no soy político. Yo intento ser objetivo. Entonces, fíjese, sí molesta.

Pregunto yo, si alguien le gustaría que vaya mañana con los Cabrini de acá, allá (Quito) son los Diabluma, acá son los Cabrini. Entonces sucede que en Quito le van a rendir homenaje a un ex Alcalde, lo quieren poner en la capital, sus representantes que son el Concejo Cantonal junto con su burgomaestre dicen vamos a ponerlo aquí, los Cabrini ponen una demanda y resulta que no, no se puede poner. ¿A qué les sabe eso?

Es inaudito pues si somos los que vivimos acá, los guayaquileños, no solo los nacidos aquí sino los que se han forjado, realizado, echado sus raíces aquí... entonces sí resulta molestoso. O sea, hay cosas que no son políticas. Para mí esto no es un tema político sino algo que va más allá de la política... y no se puede ser ingrato.

Siendo usted una “persona de paz” como hace un momento lo insinuó ¿cómo nació esa idea del monumento a los “enemigos de Guayaquil”?

Yo hice la propuesta desde el año pasado... Hace tiempo presenté como moción, pero por ciertas cosas que se vienen viendo que no necesariamente tienen que ver con temas políticos, que, y está registrado en las actas, se debería hacer el monumento al cojudo... claro que suena grueso pero no es ninguna mala palabra.

Hay quienes les da urticaria con esto del monumento a los “odiadores de Guayaquil” pero... es verdad que, como yo, siendo pululiano -pululeo, me muevo, camino, voy, circulo- entonces por ahí sugirieron “¿por qué mejor hacer un monumento a los odiadores de Guayaquil? Yo no entiendo la idea como mía. En las actas está, esto no es una idea mía, simplemente me la han transmitido y como interlocutor lo que hago es proponer esa moción.

Inclusive, esa idea de la comunidad coincidió con el grupo de los Cabrini que no sé ni quiénes son, o si tienen que ver con los Cabreados de Quito, si es un grupo diferente, no lo sé. Pero la idea salió de la gente, no necesariamente de Los Cabrini -del cual solo conozco su existencia porque me abordaron estando por la calle-, y yo lo que hice fue trasladar. El Consejo aprobó la moción, eso lo conocerá la Comisión (de Erección de Monumentos y Denominación de Calles y Plazas) y seguirá un proceso.

¿Los odiadores de Guayaquil, quiénes son? Los odiadores de Guayaquil no están solamente en la política, no podemos hablar solo de este tema. “¡Ah! Odiadores por el tema del monumento”... no, ni siquiera tienen que ver con el monumento a LFC. Aquí el que no ama, el que no respeta, el que no arrima el hombro, el que ensucia... ¿no puede ser un odiador de Guayaquil? Si usted ama a su mujer, no le pega, respeta la casa... las cosas comienzan por casa. Entonces, en la calle, si usted irrespeta, ensucia, esputa -hablo de escupir porque de repente lo pueden malinterpretar- y así sucesivamente. ¿A qué concepto llega? Ese no ama a la ciudad, ese odia a la ciudad... el que destruye monumentos, el que ensucia las paredes, el que dibuja jeroglíficos y cualquier cosa...

¿Ese es su concepto de los “enemigos de Guayaquil”?

Odiadores... yo no he dicho enemigos, odiadores.

En la sesión del consejo la idea nació como odiadores y en el transcurso del debate se cambió el término a enemigos...

Es semántica. Ahora, eso les ha dado urticaria a algunos... si yo me pusiera a refutar cada una de esas observaciones... Vea, si eso llega a ser aprobado por la Comisión, hasta que pase, hasta que llegue, y si se lo hace o no se lo hace, cómo se lo hará, dónde se lo pondrá... no lo sé, como también puede ser negado... no lo sé, pero es un concepto.

¿Por qué sería necesario, y debo insistir en este punto, o en qué aportaría al desarrollo urbanístico este monumento a los “odiadores de Guayaquil”?

Le hago una pregunta... o más bien una reflexión. Si se hace un monumento a la libertad de expresión o si se hace mañana un monumento a los seres que aman, se lo puede hacer. ¿Por qué no? Monumentos a los que aman a la ciudad, los que aman a este Guayaquil. ¿Por qué no puede haber un monumento a los que odian a Guayaquil?

El problema es por qué se preocupan. Porque si aman a la ciudad, y amar a la ciudad no es solamente amar a las paredes, pisos, veredas, portales, calzadas y edificaciones, es amar a su gente y respetar también a su gente. ¿Por qué se preocupan? El que nada hace nada teme.

¿Conoce de alguna idea similar, una estatua similar en alguna parte del mundo?

No tengo idea, además, repito, no es idea mía. Yo lo que he hecho es trasladar esa idea de la propia comunidad, de ese grupo Los Cabrini.

¿Es decir, que tampoco concibe como sería el monumento a los “odiadores”, en caso de que lo apruebe la Comisión?

No tengo idea... yo no soy quién para decir cómo hagan el monumento. Podría dar una idea... pero el concepto que yo puedo estar pensando, ni siquiera me atrevería a sugerirlo... porque es lo que se merecerían los odiadores de Guayaquil... a los que odian. El diablo hizo ángeles también, los ángeles malvados... a esos me refiero.

¿La idea que concibe es tan censurable como para no compartirla?

No se trata de eso... depende también de qué sea censurable. No hablo tampoco de figuras pornográficas, cuidado. Ese no es mi estilo pero... (se rie) Mejor me quedo callado, se puede pero no se debe. ¿Sabe por qué? Porque si lo propusiera estoy seguro que me dirían que no, que estoy loco y se van a reír. Verdaderamente sería para reirse el monumento pero... no (se sonríe) dejémoslo ahí nomás.

¿Ha conocido de la polémica que se presentó con la sola idea en Twitter y redes sociales?

No... Yo no tengo Facebook, ni Twitter... Hay alguien por ahí que, entiendo, está usando mi nombre tanto en Facebook como en Twitter pero yo no tengo cuentas en redes sociales. ¿Sabe por qué? No me gusta el chisme. Yo creo que la privacidad es una de las cosas más lindas más bellas... Lo hago (no tener cuentas en redes sociales) por sanidad mental, no quiero meterme en ese valle de lágrimas de que todo se lo conoce. Los medios de comunicación hacen uso de las redes sociales y dicen “esto sacó este y el otro”... hay cosas más importantes que eso.

Los que se amargaron o no les gusta la idea, es respetable, por supuesto que sí. Y yo hago una pregunta: ¿Por qué nadie protestó por la sola idea de haber dicho el año pasado, como hace ocho o diez meses, por el monumento al cojudo? Nadie protestó, yo no escuché o he sabido que hayan dicho “monumento al cojudo ¿qué es esto?” O sea, ¿qué quiere decir? ¿que están pensando que nuestra comunidad es cojuda?

Es por eso que la propia comunidad da la idea, aporta con la idea, mejor que el monumento al cojudo es el de a los odiadores de Guayaquil... y lo dije, para que vean que los guayaquileños no somos tan cojudos.

Cambiando de tema ¿Cómo ve su futuro dentro del Municipio de Guayaquil?

El futuro se construye día a día. Hay un pensamiento que dice solo por hoy seré feliz, solo por hoy daré amor, solo por hoy tendré fe en mí, solo por hoy tendré fe en Dios. El futuro es hoy, a la vuelta de la esquina, no sabemos.

Si por un lado ha servido, no me he mareado en las humaderas del poder, me guardan respeto todavía... es saludable. Se ha servido, he servido a montones de gente pero aquí se ejerce no política... lamentablemente los tiempos cambian pero el whisky nunca varía -como una vieja cuña de los 70-, aquí existe mucho revanchismo, muchos celos, mucho ataque, mucha agresión... y eso no es política. Que me ha tocado, por ahí, en sesión pegar un carajo dos o tres veces, lo he pegado, y que me digan que carajo es mala palabra, no lo es.

Teniendo que manejar dos carreras, animación de televisión y política, eventualmente una de ellas tendrá que terminar antes que la otra. ¿Cuál preferiría conservar?

Mi trabajo de toda la vida, yo me he ganado el pan con el sudor de mi lengua. Desde los 14 años de edad trabajo en medios de comunicación, eso es lo que Dios me dio. Se abrió este espacio, el tema de la política, ahí estoy. Muchas veces he sido tentado para decir: “Ya, hasta aquí nomás”. Si me preguntan ahora si iría por alguna nueva campaña de reelección o algo, yo diría que no... pero nunca hay que decir nunca.

La política no es algo que me quite el sueño, yo no vivo de la política, yo vivo de mi trabajo. Con la política me puedo quedar con una mano adelante y otra atrás, y lleno de enemigos.