lunes, 20 de febrero de 2017

Yo voté por Moreno

Entre los que me conocen, habrá quienes digan que lo hice por afinidad política; otros -más atrevidos- dirán que es porque trabajo en una empresa pública.
Los que no me conocen, me tratarán peor.
Lo cierto es que nunca antes llegué hasta el biombo sin tener la certeza de por quién votar. Con tres nombres en la cabeza (Lenin Moreno, Paco Moncayo y Abdalá Bucaram Jr.), ahí estaba... Con la pluma en mano sin poder rayar con toda la seguridad que requiere una decisión tan importante.
Lo reconozco, entre en pánico. En ese estado, cualquiera actúa en función del instinto y no de la racionalidad. Fue cuando le coloqué una raya a la casilla del candidato oficialista.
De pronto sentí que darle una oportunidad a Guillermo Lasso, restándole un voto a Moreno -si me inclinaba por Moncayo o Bucaram-, no era lo correcto.
Que quede claro de una buena vez: Votar por 4 años más de lo mismo que he visto por una década, en cuanto a nivel de agresión verbal, falta de diálogo, y enquistamiento de malos elementos -que todos los movimientos políticos tienen- en el poder, no me entusiasmó. Pero la vi más oscura con un candidato que no muestra, ni en lo mínimo, algo distinto en cuanto a lo que considero como los mayores defectos del régimen.
¿Para qué volver a empezar otra vez, desde 0, con el mismo estilo pero en el otro extremo?
Lasso lo ha expuesto lo suficiente: Va a deshacer todo lo que ha hecho Correa... Como si no hubiera nada bueno qué rescatar. No se construye un país derribando todas las paredes sino conservando lo que realmente sirve y desechando lo que no.
Si gana Lasso, casi que lo veo tomando juramento de una forma ya conocida: Sobre la voluntad popular y no sobre la Constitución.
Hay que admitirlo, la votación está apretada... Y en las redes sociales me ha tocado leer de todo: Que Manabí y Guayaquil -donde el respaldo a Moreno fue abrumador- valieron v..., que el voto a Lasso indica “madurez” y “patriotismo”, que si no hay segunda vuelta, el pueblo se les va encima...
Que sostengan las mismas palabras, el mismo nivel de argumentos que esgrime el oficialismo prueba mi punto: No habrá nada diferente con Lasso, excepto, claro está, la línea política.
Yo digo que venga la segunda vuelta... Seguiré prefiriendo al pésimo conocido que al malo por conocer. Pero, como graficó alguien por ahí, será cuestión de elegir si meter una bala en el pie izquierdo o el derecho.
Y veremos cómo nos va con las muletas... Igual, ya perdimos bastante.