jueves, 29 de marzo de 2012

Entrevista a "Polito"

Hoy salió en El Telégrafo una entrevista que realicé a Leopoldo Baquerizo Adum, mejor conocido en el medio televisivo como el "eterno perdedor" o "Polito".
Como suele ocurrir, el espacio en una página tiene por costumbre dejar mucho de lo conversado afuera... este caso no ha sido la excepción.
Sin embargo, por respeto al encuentro quiero aprovechar mi "blogosfera" para compartir todo lo que hablé con el también concejal de Guayaquil... la entrevista transcurrió en la casa de "Polito".

¿Cómo se dio su incursión como animador de TV?

El 15 de enero de este año cumplí 42 años en los medios. Yo comencé en radio cuando tenía 14 años, rumbo a los 15, en 1970. Inicié en radio Nacional El Tiempo, de ahí pasé a radio Continental, radio Sucesos, radio Mambo; mientras estuve ahí, trabajando en la tarde, en la mañana laboraba en radio Espectáculos. De ahí pasé a Ifesa, mientras estaba ahí trabajaba en radio Alegría que era la competencia de la primera porque pertenecía a Fediscos; luego estuve en radio Sucre, que no era la que se conoce en la actualidad sino otra que se abrió en la época... y de ahí llegué a tener mi radio, radio Acción.

Entonces, tras el proceso de la radio, en 1976, cuando se dio una convulsión peruano ecuatoriana, hubo una recomendación. Estaban buscando elementos en TC (antes Telecentro), un amigo, mayor que yo, amigo de barrio que inclusive había sido gerente del canal, me dijo “yo tengo a alguien que te puede escuchar en la radio”, en ese entonces Ifesa, y sugirió que lo llame.

Entré en contacto con aquella gente, eso fue por el mes de febrero, ellos se regresaron a Perú, y cuando volvieron, en el mes de abril, entré a trabajar al canal, un día 15. El 4 de mayo, entre 10 y 11 de la noche, salió el primer programa de Haga Negocio Conmigo en el cual, los primeros 4 programas yo hacía la locución en off... al quinto programa aparezco yo de apertura al comienzo, en tal caso, y desde ahí, gracias a Dios... Nadie hubiera imaginado que hubiera durado tantos años.

¿No chocó esa transición de locutor a animador?

Cuando me llamaron a mí... entre radio y TV, obvio, hay diferencias pero sí es una buena base. Pero la diferencia es que uno no está frente a una cámara cuando se está en off, es como estar en la radio, te escuchan... tú estás creando fantasías a la gente, mientras que en TV tú pones tu producto a la vista. Se marca diferencias pero haber estado en radio pienso que me ayudó. Sin embargo el tema nervios en TV todavía no lo pierdo. Me pueden ver con aplomo, con todo, pero los nervios están ahí... y antes era en directo, ya muchos años se graba el programa, como la mayoría, pero igual, como diría una vieja frase, usted no lo ve pero está ahí...el miedo.

¿Cómo ha sido su rutina de vida, antes y después de involucrarse en la política?

Uno tiene que acomodar los horarios... la política me quita tiempo, sí, por supuesto porque hay reuniones. Gente que a uno lo llama, que quiere reunirse con uno, cosas que hay que programar, cosas que hay que conversar, transmitirle al Alcalde que es la autoridad máxima... Nosotros como concejales somos canalizadores... es diferente a lo que me tocó vivir cuando estuve en el Congreso. Ahí sí fue más pesado porque tuve que alejarme de mi familia... yo soy súperapegado a mi familia... me encanta mi hogar. Soy casero, desde soltero, tan casero que venía un feriado, la gente se iba, y yo me quedaba ahí, solo en la casa porque me agradaba la tranquilidad... El trabajo de radio es de ruido, bulla, sonido, retorno y todo. Entonces, ¿yo qué busco? Y aparte que yo disfruto estar en la casa. Me gusta, me encanta.

La diferencia entre las épocas de su vida la marca el tiempo disponible para su familia...

Claro... uno tiene que irse acoplando, acomodando, sin lugar a dudas, pero yo pienso que, aunque para muchos pueden ser incompatibles la comunicación social y la política, es todo lo contrario. El comunicador social está para servir a la comunidad y el que se mete en este tortuoso mundo de la política, al que tuve el privilegio de llegar, siendo dignatario de elección popular, está también para servir a la comunidad.

Son estados paralelos donde la diferencia está en que el comunicador puede coadyuvar dando ideas, dando conceptos y dando críticas, y en cambio, el que está en la política es un actor más directo. No es lo mismo ver un partido de fútbol que estar dentro de la cancha. A veces se lo quiere poner como que es un pecado, un delito cuando no lo es. Mientras que un arquitecto, un ejecutivo, un abogado, etcétera, que se mete en la política y le va mal puede recuperar su vida privada, el comunicador social corre el riesgo de su vida porque toda su carrera se puede ir al tacho de la basura. Créamelo que no es nada fácil, hay que tener mucho cuidado, pensar mucho las cosas... entre el comunicador social y el político, yo soy comunicador social, por naturaleza.

¿Cuáles serían las principales diferencias entre “Polo”, el animador, y Leopoldo, el político?

Yo pienso que ninguna, por una razón: el estar en política no significa que se vaya uno a despersonalizar. Yo, por ejemplo, mi vida particular, antes de ser comunicador, mi naturaleza es ser amigo, soy amiguero. Yo nunca tuve problema en darme besos y abrazos con la gente porque es mi naturaleza y en la política ocurre exactamente igual. Si es de reirme, igual, en mi vida privada nos reímos pero si es de coger temperamento, créalo, créalo que yo sí tengo temperamento.

Pero uno tiene que aprender a dosificarse en la vida. La madurez nos va dando tranquilidad, una filosofía de vida. La próxima semana (esta) voy a tener 57 años, ya no soy una criatura. Me siento con el espíritu de cuando comencé, de cuando era niño. El que a mí me conoció en la esquina del barrio de donde yo paraba, cuando viví 22 años en la esquina de Ayacucho y Chimborazo, los que me conocieron en la escuela, el colegio, la universidad, dice “el que está en la pantalla, ése es Polo”. Si es de molestar, molestemos.

Yo recibí contundentes editoriales, que lo que yo hago es un escarnio, una mofa, que me burlo de los discapacitados, que me burlo de todos... Mire, el que para en una esquina del barrio, o cuando uno en está en grupo, nos tomamos el pelo, nos bromeamos... ¿me explico? Haga Negocio Conmigo es eso: la esquina del barrio trasladado a la pantalla. El que va al canal sabe que va a convivir intensamente. Los participantes se tiran bromas o entre los mismos compañeros... las modelos... es darle un poco de oxígeno de alegría a la gente.

Precisamente quería abordar esa parte del programa, en internet encontré un artículo que lo tilda de machista y sexista...

Vea... yo creo que en la vida hay que tener sentido del humor. Usted no tiene sentido del humor y quiere buscarle la quinta pata al gato. Yo jamás, jamás he tratado de rebatirle “usted tiene una óptica de mendicidad” a nadie, tanto a comunicadores como a no comunicadores... he respetado, si tengo que respetar, el criterio ajeno. Sin embargo, bendito Dios, el programa va a cumplir 36 años, en mayo, no puede ser una casualidad.... No es una casualidad. Si la gente sintiera que se la está hiriendo, la gente no va ir para que le caigan a garrote.

Machista o sexista, mire, si hay alguien en la vida que pueda ser considerado, como dice la juventud, “rechupado” o “mandarina”, sería yo. Yo no manejo nada, a duras penas llego acá, como, hago lo que tengo que hacer y chao. La que manda es mi mujer ¿puedo ser yo machista? Yo no manejo plata, ni me interesa, nunca he sido apegado al tema “plata”. Entonces, la visión de la persona que escribió la respeto pero no la comparto. ¿Por qué no hace un contrapunto? Por ejemplo, le enfoca una visión diferente.

Lo más fácil es hacer llorar a la gente, más difícil es arrancar una sonrisa, y el programa lo que intenta siempre es arrancar una sonrisa. ¿Cómo nos reímos? Entre amigos: bromeándonos, tomándonos el pelo... Haga Negocio es para romper la rutina... la gente sabe a lo que está yendo...Hay quienes dicen “es que va por necesidad”... la gente también busca oxigenar el tiempo... Como en todo programa concurso ¿por qué va la gente? Porque quiere entrar y poder salir con algo... será porque necesita, es obvio. Pero, este tiempo que compartimos todos, todos nos estamos riendo, molestando; hay una buena química, hay una interrelación...

A mí la gente no me trata a la patada. Ni siquiera me dice Polo sino Polito. ¿Eso no es un privilegio? Yo en ese sentido, le doy gracias a Dios porque, caramba, muchos pueden ser conocidos pero no todos son queridos.

¿Cómo empezó a involucrarse con la política?

Le explico, yo vengo de padres, abuelos y ancestros políticos. Yo, mucho antes era político, una palabra que es tan poderosa, adcremente, amarga y triste... llena de ingratitud. Mi padre, políticamente, estuvo en los puestos más pequeños, puestos administrativos que, créamelo, si él hubiera sido medianamente pillo, se convertía en Rockefeller, incluso el hombre más rico del mundo le hubiera quedado corto. Pero el tuvo una escuela, venimos de esa escuela, él aprendió del abuelo y este del bisabuelo.

En el espejo que yo tenía en mi padre, yo llegué a odiar la política por la ingratitud de la gente que lo rodeaba. Cuando usted entra en la política, escala posiciones como en muchas labores. La política, al fin y a cabo, es un trabajo de servicio. Esto me recuerda a una máxima que dice: Cuando tenía dinero, me llamaban don Tomás, ahora que no tengo me llaman Tomás no más. Cuando uno está en cierta instancia del poder, sea chiquita o mediana, es una especie de estatus para la gente... le aparecen parientes que nunca conoció, parientes que no son parientes, amigos que nunca fueron amigos... lo puedo entender pero en el rato que usted deja ese espacio político ¿dónde están que no se ven?.

Por el lado de mi labor, no tiene idea de la cantidad de invitaciones que me llegan. ¿Sabe a cuántas voy? Las puedo contar con una sola mano... no voy. No es que yo desprecie la invitación pero creo que yo prefiero estar en mi casa. Termina mi trabajo diario y yo disfruto de mi hogar, nadie tiene idea de cuánto yo disfruto estar aquí en mi casa. Siento paz, siento tranquilidad... si yo fuera a todas esas invitaciones que me llegan, no tendría vida. Todo lo que quiero está aquí ¿sabe por qué? Si no estuviese en un puesto como en el que estoy -concejal de Guayaquil- ¿sería invitado?

¿Y esa invitación a la política, cómo le llegó y por qué la aceptó?

Eso se dio de un momento a otro, a finales de los 90. Ni mi papi sabía, y la respuesta a esa invitación fue aquí en mi casa, después de 48 horas de haberla rechazado. Aquello fue un viernes, que hablamos y me negué, me llamaron el martes... “¿Ya lo pensaste, Polo?” me preguntaron tras ya haber agotado ofrecimientos. A mí me habían llegado invitaciones hasta para ser candidato a la presidencia de la República. Pero yo no me ciego por las humaderas de la vanidad de la política. Gracias a Dios he tenido ese sentido de saber tener los pies sobre la tierra. Aquel martes me negué, después de eso hubieron dos días de diálogo, y el jueves, a las cinco de la tarde, aquí en mi casa, ante tres personas más dije “okey, vamos”.

Y vamos bajo el concepto del mensaje que se venía dando en aquel entonces, un mensaje humanista y que tenía como antecedentes dos buenas administraciones de Jamil Mahuad como alcalde de Quito. Fue una campaña muy fuerte pero llegué a la diputación (por la Democracia Popular -DP-) pese a que durante la campaña me dijeron que yo era un payaso, un títere... y sucede que no fui nada de eso. Jamás le contesté nada a nadie, a veces es mejor callarse... el que calla, otorga. Además, me convertí en la piedra en el zapato de muchos, durante el régimen de Mahuad, desde diciembre de 1998.

Es lamentable lo que ocurrió con el gobierno de Mahuad pero cada quien responde por sí mismo... no se le puede hacer inculpaciones a fulano o sutano porque estuve en una corriente política. Yo no soy afiliado ni cosa parecida. La política, cuando se llega, hay que entrar en una reflexión, cuál es el problema, causas del problema, soluciones posibles al problema y buscar la mejor opción posible, eso no tiene ni derecha o izquierda.

Esa fue la erupción mía en el mundo de la política, a pesar de que yo ya sabía en lo que me iba a meter, entre paréntesis, ni mi madre me quería en la política... Yo odié a la política, no tiene idea de cuánto, pero no me arrepiento de formar parte de ella aunque hay veces en que considero “hasta aquí llego”. Yo no sé si en las siguientes elecciones iré o no, tengo que pensarlo mucho, tengo que madurar mucho... incluso cuando llegué a diputado estuve a punto de renunciar, y con una muy buena reputación. Por un personaje (no especificó cuál), con quien tuve una tremenda polémica dentro del grupo, me sacaron del bloque (de DP) porque yo no voté, no fui a levantar el dedo por una ley que califiqué como “postomanía” y votar en contra de la comunidad que me dio el privilegio de llegar al Congreso.

No se trata de quién es el más o menos votado sino de que te tomen en cuenta. Aún si hubiese sido solo uno el que haya votado por mí, yo le digo gracias. Alguien que confíe en uno es un privilegio.

¿Y por qué el cambio de diputado de la DP a concejal del PSC?

Fue, más que nada, por cuestión familiar por la distancia entre Quito y Guayaquil, donde está mi hogar. Han existido momentos en que, tras estar en el Congreso y ver ahora la Asamblea, sí me pica el tema de la legislación por aquello del debate porque, dentro del mundo de la comunicación social, conocí de leyes gracias a mi tío Leopoldo Zavala Baquerizo... pero Dios quiso que fuera comunicador, desde muy niño me gustó la radio.

La política tiene muchos riesgos, se pierde amigos en cualquier cantidad, lo mismo que parientes y familiares que se van quedando ¿Por qué? Hay quienes creen que la política fue hecha para enriquecerse o para que los quebrados pasen a ser ricos... en ese sentido yo soy caretuco porque no he sacado provecho de nada de eso. Gracias a Dios, entonces lo que ya saben ni siquiera me buscan y no pierden el tiempo conmigo.

¿Cuáles cree que serían su principales logros en su gestión como concejal de Guayaquil?

-Piensa por unos momentos- ¿Como logros? Que la gente todavía me siga queriendo y respetando. Fuera de esto, mi obra mimada es el centro gerontológico (Arsenio de la Torre)... así como para resaltar algo. De ahí hay varias obras pero pienso que mantener el respeto y el cariño de la gente, no tiene precio. Yo me puedo equivocar, de buena fe, como todo ser humano, en la política, en mi trabajo o lo que sea... somos seres humanos y no máquinas. Pero si me equivoco es como decir, “no pasa nada”... es la reacción de la gente: “Se equivocó Polito, no pasa nada”. Trato de no equivocarme, desde luego.

Frente a los últimos eventos -colocación de monumento a LFC en Las Peñas-, usted, como persona, como ciudadano, como político...

-Interrumpe- Yo no soy político, soy Polito, porque si fuera político, me vería en las primeras planas de la prensa todo los días y a cada rato. Mi trabajo privado es más bien público y la parte política mía más bien es de perfil bajo, casi subterráneo... yo prefiero que sea así.

En todo caso, ¿cuál es su percepción de este asunto del monumento a LFC, partiendo desde la intención del Municipio de colocarlo en Las Peñas, lo actuado por Diabluma y el INPC, y la columna que finalmente colocaron en ese lugar?

Tenga la plena seguridad de que, si fuera ilegal, no fuese constitucional, si no estuviera ajustado a la ley del Cootad... yo no hubiese votado a favor de que se coloque el monumento ahí -en Las Peñas-. Pero la competencia, aunque no le guste a otro, la tiene el Municipio de Guayaquil, las municipalidades del país.

Yo voy mucho más allá de eso. La semana anterior escuchaba a Esteban Delgado (subsecretario del INPC) afirmando que la ministra (de Patrimonio, María Fernanda Espinosa) le había dicho para que trate de juntarse con el alcalde (Jaime Nebot) y, qué se yo, dialoguen... eso es lo que hemos hecho desde un comienzo, y yo le garantizo, créalo, que usted se sienta, conversa con él (Nebot), y lo que es, es, y lo que no, no es; y si hay que llegar a un consenso o un buen término, él lo hace.

Esto no es algo que me hayan contado, yo lo he visto, no es que él sea intransigente... lo que pasa es que aquí, primero, dicen, radicalmente: “no, esta es competencia nuestra”, y están yéndose en contra de la autonomía municipal y contra una resolución del Consejo Cantonal. Perdóneme. Entonces, son dos factores los que se están sumando ahí.

Yo, particularmente, más allá del tema político, más allá de los adeptos o no adeptos a LFC, pero él fue dos veces Alcalde de Guayaquil y nunca se le ocurrió sacarlo a Assad Bucaram del parque Guayaquil y tampoco sacarle el nombre de Jaime Roldós Aguilera a la Terminal Terrestre o quitar su escultura de donde está. Hay dirección adquirida con aquellos que han sido personajes importantes que han tenido aciertos y errores como todos... no somos perfectos, somos imperfectos, el único perfecto que conozco es Dios.

Entonces es por eso que creo que vale la pena un acercamiento, buscar la paz... yo soy un hombre que creo y amo la paz, que busca la integración de la gente, pero llega un momento en que si quieren verle las costuras a la gente o que tienen, como una expresión antigua, un espíritu joditivo, que tienen ganas de joder la vida, no sé a quién... porque no es a la autoridad, o de repente a Guayaquil... ¿Cree que hay derecho de llegar a un enfrentamiento de ecuatorianos contra ecuatorianos por querer rendir, los guayaquileños, un homenaje a quien fue dos veces su alcalde, a quien inyecto sangre en las venas, reconstruyó la ciudad, y levantó el ánimo de los guayaquileños que recuerdan lo que era su ciudad?

Guayaquil era un potrero, por favor, la gente de fuera de la ciudad recuerdan como era el Malecón, comenzado por la parte que se cerró. ¿Qué eran? Meaderos, fumaderos, delincuentes, prostitutas, homosexuales, borrachos, orinaban, defecaban ahí... eso era el malecón Simón Bolívar, por dar un ejemplo. Toneladas de basura todos los días... el edificio del Municipio se caía... ahora vienen y dicen que un homenaje es injusto... Perdóneme.

Hay conspicuos enemigos de Febres Cordero con los que no se llevaban, se vejaban y decían muchas cosas, montones de veces. Hemos visto cartas de ellos (INPC y Diabluma) que reconocen al menos la valía y es por eso que, cuando hablan de patrimonio, quisiera al menos saber de qué patrimonio pueden hablar cuando Las Peñas, el cerro Santa Ana y todo... ¿qué era, pues? ¿Era patrimonio? ¿Y cómo estaba ese patrimonio antes de que lleguen las gestiones de LFC y Nebot?

O sea, resulta injusto, ¿me explico? Yo le estoy hablando como un ciudadano, no se trata del área política, yo no soy político. Yo intento ser objetivo. Entonces, fíjese, sí molesta.

Pregunto yo, si alguien le gustaría que vaya mañana con los Cabrini de acá, allá (Quito) son los Diabluma, acá son los Cabrini. Entonces sucede que en Quito le van a rendir homenaje a un ex Alcalde, lo quieren poner en la capital, sus representantes que son el Concejo Cantonal junto con su burgomaestre dicen vamos a ponerlo aquí, los Cabrini ponen una demanda y resulta que no, no se puede poner. ¿A qué les sabe eso?

Es inaudito pues si somos los que vivimos acá, los guayaquileños, no solo los nacidos aquí sino los que se han forjado, realizado, echado sus raíces aquí... entonces sí resulta molestoso. O sea, hay cosas que no son políticas. Para mí esto no es un tema político sino algo que va más allá de la política... y no se puede ser ingrato.

Siendo usted una “persona de paz” como hace un momento lo insinuó ¿cómo nació esa idea del monumento a los “enemigos de Guayaquil”?

Yo hice la propuesta desde el año pasado... Hace tiempo presenté como moción, pero por ciertas cosas que se vienen viendo que no necesariamente tienen que ver con temas políticos, que, y está registrado en las actas, se debería hacer el monumento al cojudo... claro que suena grueso pero no es ninguna mala palabra.

Hay quienes les da urticaria con esto del monumento a los “odiadores de Guayaquil” pero... es verdad que, como yo, siendo pululiano -pululeo, me muevo, camino, voy, circulo- entonces por ahí sugirieron “¿por qué mejor hacer un monumento a los odiadores de Guayaquil? Yo no entiendo la idea como mía. En las actas está, esto no es una idea mía, simplemente me la han transmitido y como interlocutor lo que hago es proponer esa moción.

Inclusive, esa idea de la comunidad coincidió con el grupo de los Cabrini que no sé ni quiénes son, o si tienen que ver con los Cabreados de Quito, si es un grupo diferente, no lo sé. Pero la idea salió de la gente, no necesariamente de Los Cabrini -del cual solo conozco su existencia porque me abordaron estando por la calle-, y yo lo que hice fue trasladar. El Consejo aprobó la moción, eso lo conocerá la Comisión (de Erección de Monumentos y Denominación de Calles y Plazas) y seguirá un proceso.

¿Los odiadores de Guayaquil, quiénes son? Los odiadores de Guayaquil no están solamente en la política, no podemos hablar solo de este tema. “¡Ah! Odiadores por el tema del monumento”... no, ni siquiera tienen que ver con el monumento a LFC. Aquí el que no ama, el que no respeta, el que no arrima el hombro, el que ensucia... ¿no puede ser un odiador de Guayaquil? Si usted ama a su mujer, no le pega, respeta la casa... las cosas comienzan por casa. Entonces, en la calle, si usted irrespeta, ensucia, esputa -hablo de escupir porque de repente lo pueden malinterpretar- y así sucesivamente. ¿A qué concepto llega? Ese no ama a la ciudad, ese odia a la ciudad... el que destruye monumentos, el que ensucia las paredes, el que dibuja jeroglíficos y cualquier cosa...

¿Ese es su concepto de los “enemigos de Guayaquil”?

Odiadores... yo no he dicho enemigos, odiadores.

En la sesión del consejo la idea nació como odiadores y en el transcurso del debate se cambió el término a enemigos...

Es semántica. Ahora, eso les ha dado urticaria a algunos... si yo me pusiera a refutar cada una de esas observaciones... Vea, si eso llega a ser aprobado por la Comisión, hasta que pase, hasta que llegue, y si se lo hace o no se lo hace, cómo se lo hará, dónde se lo pondrá... no lo sé, como también puede ser negado... no lo sé, pero es un concepto.

¿Por qué sería necesario, y debo insistir en este punto, o en qué aportaría al desarrollo urbanístico este monumento a los “odiadores de Guayaquil”?

Le hago una pregunta... o más bien una reflexión. Si se hace un monumento a la libertad de expresión o si se hace mañana un monumento a los seres que aman, se lo puede hacer. ¿Por qué no? Monumentos a los que aman a la ciudad, los que aman a este Guayaquil. ¿Por qué no puede haber un monumento a los que odian a Guayaquil?

El problema es por qué se preocupan. Porque si aman a la ciudad, y amar a la ciudad no es solamente amar a las paredes, pisos, veredas, portales, calzadas y edificaciones, es amar a su gente y respetar también a su gente. ¿Por qué se preocupan? El que nada hace nada teme.

¿Conoce de alguna idea similar, una estatua similar en alguna parte del mundo?

No tengo idea, además, repito, no es idea mía. Yo lo que he hecho es trasladar esa idea de la propia comunidad, de ese grupo Los Cabrini.

¿Es decir, que tampoco concibe como sería el monumento a los “odiadores”, en caso de que lo apruebe la Comisión?

No tengo idea... yo no soy quién para decir cómo hagan el monumento. Podría dar una idea... pero el concepto que yo puedo estar pensando, ni siquiera me atrevería a sugerirlo... porque es lo que se merecerían los odiadores de Guayaquil... a los que odian. El diablo hizo ángeles también, los ángeles malvados... a esos me refiero.

¿La idea que concibe es tan censurable como para no compartirla?

No se trata de eso... depende también de qué sea censurable. No hablo tampoco de figuras pornográficas, cuidado. Ese no es mi estilo pero... (se rie) Mejor me quedo callado, se puede pero no se debe. ¿Sabe por qué? Porque si lo propusiera estoy seguro que me dirían que no, que estoy loco y se van a reír. Verdaderamente sería para reirse el monumento pero... no (se sonríe) dejémoslo ahí nomás.

¿Ha conocido de la polémica que se presentó con la sola idea en Twitter y redes sociales?

No... Yo no tengo Facebook, ni Twitter... Hay alguien por ahí que, entiendo, está usando mi nombre tanto en Facebook como en Twitter pero yo no tengo cuentas en redes sociales. ¿Sabe por qué? No me gusta el chisme. Yo creo que la privacidad es una de las cosas más lindas más bellas... Lo hago (no tener cuentas en redes sociales) por sanidad mental, no quiero meterme en ese valle de lágrimas de que todo se lo conoce. Los medios de comunicación hacen uso de las redes sociales y dicen “esto sacó este y el otro”... hay cosas más importantes que eso.

Los que se amargaron o no les gusta la idea, es respetable, por supuesto que sí. Y yo hago una pregunta: ¿Por qué nadie protestó por la sola idea de haber dicho el año pasado, como hace ocho o diez meses, por el monumento al cojudo? Nadie protestó, yo no escuché o he sabido que hayan dicho “monumento al cojudo ¿qué es esto?” O sea, ¿qué quiere decir? ¿que están pensando que nuestra comunidad es cojuda?

Es por eso que la propia comunidad da la idea, aporta con la idea, mejor que el monumento al cojudo es el de a los odiadores de Guayaquil... y lo dije, para que vean que los guayaquileños no somos tan cojudos.

Cambiando de tema ¿Cómo ve su futuro dentro del Municipio de Guayaquil?

El futuro se construye día a día. Hay un pensamiento que dice solo por hoy seré feliz, solo por hoy daré amor, solo por hoy tendré fe en mí, solo por hoy tendré fe en Dios. El futuro es hoy, a la vuelta de la esquina, no sabemos.

Si por un lado ha servido, no me he mareado en las humaderas del poder, me guardan respeto todavía... es saludable. Se ha servido, he servido a montones de gente pero aquí se ejerce no política... lamentablemente los tiempos cambian pero el whisky nunca varía -como una vieja cuña de los 70-, aquí existe mucho revanchismo, muchos celos, mucho ataque, mucha agresión... y eso no es política. Que me ha tocado, por ahí, en sesión pegar un carajo dos o tres veces, lo he pegado, y que me digan que carajo es mala palabra, no lo es.

Teniendo que manejar dos carreras, animación de televisión y política, eventualmente una de ellas tendrá que terminar antes que la otra. ¿Cuál preferiría conservar?

Mi trabajo de toda la vida, yo me he ganado el pan con el sudor de mi lengua. Desde los 14 años de edad trabajo en medios de comunicación, eso es lo que Dios me dio. Se abrió este espacio, el tema de la política, ahí estoy. Muchas veces he sido tentado para decir: “Ya, hasta aquí nomás”. Si me preguntan ahora si iría por alguna nueva campaña de reelección o algo, yo diría que no... pero nunca hay que decir nunca.

La política no es algo que me quite el sueño, yo no vivo de la política, yo vivo de mi trabajo. Con la política me puedo quedar con una mano adelante y otra atrás, y lleno de enemigos.

sábado, 10 de marzo de 2012

Patrimonio y homenaje

No hace falta un monumento para mostrar agradecimiento...
Separando las aguas: nunca estuve de acuerdo en que Diabluma se abanderara como "defensora" del patrimonio... si en verdad les interesara eso, no atacarían la figura de LFC, más allá de que son de Quito y la mayoría de sus miembros ni siquiera nacían en la época en que León fue Presidente.
Por otro lado...
El INPC pide lo justo -no comparto eso de que la efigie permanece incautada sin razón, hay una ley que proteje patrimonios-. Es un hecho que ese monumento perjudica visualmente a Las Peñas. Cualquiera con dos dedos de frente debe percatarse de ello y agredir de esa forma al barrio más antiguo de la ciudad es algo que, si supe conocerlo bien, ni siquiera LFC hubiese aprobado.
¿Recuerdan la monstruosidad de árbol de Navidad que colocaron precisamente en el sector donde Nebot pretende poner ahora una efigie, allá por 2003? ¿Parece que eso era estético? Y fue bajo la primera administración del alcalde Nebot.
Por su parte el INPC tampoco hizo lo que debió desde que esta propuesta de la estatua de bronce a LFC nació en la Arquidiócesis de Guayaquil, en 2008, y su posterior aprobación, en el Consejo Municipal, en 2009... ¿por qué ahora ciertas autoridades del INPC se escudan en Diabluma?
Además, la resolución del Juzgado Octavo de lo Penal es un enredo jurídico que pretende soslayar competencias municipales al meterse también con el cambio de nombre del parque lineal en el Malecón Simón Bolívar que, más allá de simpatías con el ex Alcalde, es una decisión del Consejo y no transgredía patrimonio alguno... Aquí se muestra una vez más el fanatismo de Diabluma contra LFC.
Pero el Cabildo no se queda atrás en esta galería... Como para adornar el asunto, está la propuesta del concejal "Polo" Baquerizo de un monumento a los "enemigos de Guayaquil"... idea que raya en lo absurdo por querer resaltar, en pseudo homenaje, un aspecto negativo.
Nebot tiene todo un malecón, por no decir una ciudad, para poner el mentado monumento a LFC... ¿por qué empecinarse en un solo sitio? Quiero evitar pensar que por estar entretenidos en frivolidades que bien pueden esperar, Las Peñas se quedó sin guardianía privada, por primera vez, en más de una década.
Guayaquil requiere de algo más que toneladas de cobre para recordar a alguien que, como dicen algunos, ya está grabado en los corazones de muchos.
¿Quieren ser agradecidos con la memoria y gestión de LFC? Exijan lo que deben a Nebot... un mejor sistema de alcantarillado para empezar.
Pero entre el Cabildo, Diabluma y el INPC... ni a cuál irle...
Si solo LFC viviera para que los mandara a todos pa'l carajo.

jueves, 23 de febrero de 2012

Crónica de la ira popular

Cerca de las 07:30, del miércoles 15 de febrero último, salí de mi casa para dirigirme hacia la Corte Superior de Guayaquil. El viaje en buseta debí hacerlo con una pesada mochila al hombro que contenía mi ropa para ir al gimnasio...debía cargar con eso, no había tiempo de llegar primero a mi trabajo.
“Diviértete”, fue la frase que retumbó en mi cabeza... fue pronunciada por una compañera que conoció el día anterior que debía cubrir la audiencia por el amparo de protección interpuesto por las organizaciones Diabluma y Juventud Revolucionaria Alianza PAIS contra el Municipio de Guayaquil por la colocación del monumento a LFC en Las Peñas.
Desde luego, no pensaba divertirme... ni mucho menos lo creyó mi compañera que de antemano intuía la polémica que podía suscitarse. Me sonreí mentalmente por el sarcasmo.
Llegué cerca de las 07:50 a los alrededores de la Corte. La voz amigable de un compañero del medio me sorprendió por la espalda. “Si sabes lo que es bueno para ti, esconde tu credencial”. Tomé el consejo... un tanto inútil, mi libreta de apuntes ponía en evidencia para quién trabajo.
Pasadas las 08:00, el asambleísta Andrés Roche encabezaba un numeroso grupo de simpatizantes de su causa -la misma del Municipio- que se dirigió hacia el ala izquierda de la Corte para ingresar. La tranquilidad con que se dirigía a sus acompañantes y miembros de la Policía que cuidaba el lugar me destanteó... aún tengo presente que, cuando esperaba una entrevista con él en su antiguo despacho de la Dirección de Vigilancia y Seguridad, trató de forma déspota a una de sus asistentes.
Ya en la sala donde el Juzgado 8º de Garantías Penales realizaría la audiencia, los protagonistas de la parte demandada comenzaron a tomar asiento de forma ordenada. A las 08:15, las personas que se sentaron en la parte de la audiencia se saludaban a la distancia con las personas que paulatinamente iban llegando.
Yo también saludé con conocidos que trabajan en el Municipio. No era la primera vez que los veía en situaciones similares: en cada marcha de Nebot o sesión crítica en el Salón de la Ciudad, siempre estaban presentes.
José Batista, confeso ex colaborador de LFC por más de 30 años, desde que llegó comenzó a arengar a los simpatizantes del Cabildo porteño.
Batista intercedió por un grupo de coidearios que buscaron ingresar empujando a la policía. “No se preocupe que no va haber desmanes”, dijo. Aquel grupo, finalmente, logró entrar.
Decidí dedicarme a lo mío y empecé a hablar con la gente de la primera fila.
Un hombre de camiseta amarilla -parafraseando a Arjona, de clase muy sencilla, lo noté por su facha- fue el primero que abordé. Se identificó como Pedro Silva y sabía perfectamente de la audiencia por la prensa, me aseguró. ¿Y por qué estaba ahí? “Yo soy del pueblo”. Frase sin discusión porque del pueblo somos todos.
Me coloqué del lado izquierdo del estrado para tener una vista más panorámica de la situación. Los casi 300 asientos que calculé estaban ocupados en el 90%, al menos. Un hombre de camisa estampada saludó a Silva. Me dio la impresión de que era su pariente, por el parecido en las facciones faciales.
Cerca de las 09:00, noté que había forcejeos al fondo de la sala, justo de mi lado. Por curiosidad avancé pero unas personas que improvisaron un cerco humano, en la salida principal, me impidieron el paso. La gente que hace minutos lanzaban vítores en favor de LFC y Nebot empezó a gritar “¡Fuera!”.
A lo lejos veía que los gendarmes desalojaban a un grupo, y trataron de darles protección hasta la salida. Infructuosa tarea. El cerco humano no era sino una emboscada que al grito de “¡Ahí vienen!” empezaron a propinar patadas y puñetes a los exiliados de la sala.
Roche solicitaba calma desde su sitio en el estrado. “Ya habrá oportunidad en las calles, no se dejen provocar”, decía.
Me acordé del ofrecimiento de Batista a los policías acerca de los desmanes mientras regresaba a mi sitio cerca del estrado. Lo busqué para ver alguna impresión facial por las primeras agresiones. No lo encontré. Lo que hallé, en cambio, fue que Silva se había unido al hombre de la camisa estampada y un grupo de más de una decena de individuos, en todo el centro de la sala.
Cosa curiosa, teniendo donde sentarse al fondo permanecieron en el corazón del lugar.
A las 09:10, empezó la audiencia, presidida por el juez (e) Manuel Prieto. Habla primero Armando Bedrón, abogado de Diabluma. La gente comenzó a insultarlo, tenía la barra en contra por mayoría absoluta. Los pocos que habían llegado a apoyarlo hace rato que habían salido entre golpes e insultos.
“Ya vamos a decir las verdades”, indicaba Roche a la masa. A las 09:25, comenzó la intervención del procurador síndico municipal, Miguel Hernández. Los insultos fueron reemplazados por alabanzas.
Aproximadamente a las 10:00, percibí un nuevo forcejeo cerca de la primera fila, por mi lado.
Al acercarme a la escena, una compañera reportera discutía con una señora mayor de edad sobre una aparente agresión por parte de Gustavo Zuñiga, director de Aseo del cabildo, quien estaba sentado en primera fila, junto a otros personajes políticos conocidos como Cynthia Viteri.
Según versiones posteriores, Zúñiga pedía campo visual y la compañera, que lo impedía inintencionalmente, habría sido empujada de forma descortés por el funcionario.
“Usted debe ser más respetuosa”, indicaba la señora de blusa blanca a la periodista. “Pero hay maneras de pedir las cosas y él no me puede faltar al respeto”, le respondía la colega.
Tras averiguar los detalles de lo ocurrido volví a mi sitio original. Un compañero me indicó que tenía la credencial de fuera y que habían personas fijándose en mi persona. Ya para qué guardarla... si tanta atención me habían prestado ya debían saber para cuál medio trabajaba.
Luego de la intervención de Leonardo Neira, de la Procuraduría General del Estado -quien se declaró neutral en la situación-, tomó la palabra Esteban Delgado, subsecretario de Patrimonio Cultural, para, en pocas palabras, insistir en que no buscaban impedir la instalación del monumento pero que esta debía darse fuera de Las Peñas.
Tras eso, fue un ir y venir de réplicas. Hernández, Bedrón, Delgado expusieron sus argumentos en ese orden. Roche protestó que se le dé uso de la palabra a este último porque, en su parecer, ya estaba representado por Bedrón.
El juez Prieto le solicitó calma a Roche y le puntualizó que el funcionario estatal tiene derecho a argumentar y que, si gustaba, podría replicar.
El asambleísta cedió. “Veamos qué tiene que decir este cobarde”, dijo.
Delgado dejó constancia de las interrupciones por parte de las barras municipales. Se ganó los silbidos y pifias propias de un estadio cuando el jugador del equipo contrario cae al suelo tras una falta.
Zúñiga miró hacia atrás y, molesto, solicitó calma. Un ex concejal de Guayaquil, afín a Nebot, a mis espaldas, sentenció: “Van a suspender la audiencia”.
Aproximadamente a las 10:10, Fernando Rosero, defensor de los intereses del Cabildo, hace uso de la palabra. Justificó su presencia porque había recibido como 200 tweets insultándolo. Su discurso, impregnado de epítetos contra Diabluma y elogios a LFC, fue motivante para las personas asistentes.
De pronto, más policías llegaron al lugar, formando un cordón que separaba a jueces, demandantes y demandados, del resto de las personas. Yo me quedé de este último lado para tener más libertad de movimiento.
Eran cerca de las 10:20. Roche ofrece mostrar unos videos donde, aseguró, se ponían en evidencia los vínculos de Diabluma con Alianza PAÍS. Decido cambiar de lugar para apreciar mejor los videos y camino unos metros cerca de la columna apegada a la puerta principal.
Otro hecho curioso: las personas que se hallaban de pie meten la mano a su bolsillo como en una coreografía, casi al mismo tiempo. Qué gracioso, pensé, por la peculiaridad de la situación.
Me ubico a la altura de la puerta y empezó la proyección. Observo que Roche mete la mano en su bolsillo derecho del pantalón y le arrojó unas monedas a Delgado. Pocos segundos después, la acción es imitada por la gente que estaba a mi lado izquierdo... la misma que, momentos antes, había hecho su gesto sincronizado.
Tomé ruta nuevamente hacia mi puesto original, junto al estrado. Escuché al juez decir que la audiencia se suspendía.
En el trayecto, vi a una mujer joven, con apariencia de clase media, que lanzó una botella de plástico vacía hacia el estrado. Se rió de su acción y se topó con mi mirada... no hice más que un gesto de reproche. Por el momento, no podía hacer más.
Unos compañeros que estaban del lado de la gente lanzamonedas, por instinto, empujaron sus cuerpos hacia adentro, identificándose como prensa ante los gendarmes. Yo procuré hacer lo mismo... pero el policía al que le mostré mi identificación no logró apoyarme a tiempo: la muchedumbre se había puesto de pie y se abalanzó contra los escudos antimotines con el afán de llegar hasta el estrado.
Quedé aprisionado entre la masa y uno de los escudos. El inflado maletín que nunca se separó de mí, parecía piedra contra mi abdomen. Con el esfuerzo que demandaba el caso, logré poner a buen recaudo mi grabadora, libreta y celular -triste prioridad de proteger las herramientas de trabajo- y recé para que el policía que me contenía no tropezara con la escalera que estaba detrás de él.
Empecé a reconocer rostros entre la gente que empujaba. Silva -ese “hombre del pueblo”- y su conocido de la camisa estampada estaban en la primera fila de la fuerza de choque. Por breves segundos me pregunté cómo llegaron tan rápido a ese puesto.
Habrán sido unos tres minutos de la experiencia como relleno de tamal. El policía al que le mostré mi credencial me haló hacia el lado del estrado. No me sentía a buen recaudo... si ya habían caído monedas y botellas, cualquier otra cosa podría llegar hasta donde estaba.
Roche, en labor inútil, llamaba a la calma. “Que continúe la audiencia”, pedía con voz suave. La policía protegió a la poca gente de Diabluma que quedaba... para ese momento, ellos, Delgado Bedrón, y Prieto eran los únicos que contaban -y necesitaban- de blindaje humano.
Poco después, la muchedumbre logró pasar hacia el estrado por el lado izquierdo -se me ocurren paradojas pero dilataría el asunto innecesariamente-. Arrojaban lo que podían. Parte de la gente a la que querían atacar se escabullía por la puerta falsa. Solo quedaron los más importantes -políticamente hablando- dentro.
Como no alcanzaron a sus objetivos, decidieron correr hacia la puerta principal. Solo la asambleísta Viteri y unos cuantos habían quedado del lado de la audiencia. Empezaron a cantar la Aurora Gloriosa.
Comencé entonces a evaluar lo que había quedado luego de casi 10 minutos de gresca: un escritorio destrozado, sillas volteadas, y monedas de 10, 5 y 1 centavos regadas por el piso... Dicen que Roche arrojó monedas de un dólar, no vi ninguna...
Y a espaldas de mí, la misma señora de blusa blanca que minutos antes exhortaba a una compañera a “ser más respetuosa” con la gente de primera fila, lanzaba improperios a Delgado, quien permaneció rodeado de policías al menos 10 minutos más.
No me divertí. Fin de la evaluación.