miércoles, 31 de octubre de 2007

Dejen la pelea de niños

www.peninsularmalagradecido.com...

¿Pueden creer que exista tanto resentimiento ciego para, literalmente, conseguir que una región del País sea satanizada?

No quieren ir a la Península, no vayan pero tampoco promocionen la división y el revanchismo entre 2 regiones, en las cuales la mayoría de personas nada tuvimos que ver que con la intransigencia de 3 alcaldes, la descoordinación de un Prefecto para distribuir obras en Guayas y el pírrico intento del Legislativo por hacerse popular entre la gente que apoya al Ejecutivo.

Desde luego que este tipo de actitudes, consiguen de alguna manera su objetivo y tengo el presentimiento que el siguiente feriado no va a ser igual para los peninsulares más que por la provincialización, por la afrenta a la Bandera de Guayaquil que aún no tiene sancionados.

Reitero que no cabe la venganza con un grupo cuando el culpable es sólo uno –ya por sí sola la venganza es un sentimiento negativo-. Intenten dar una vuelta por la península y preguntar a 10 personas si creen conveniente la provincialización.

Además de familia, tengo amigos en varios estratos sociales. De 9 personas a quienes pregunté sobre sus expectativas por la provincia 24, 4 no creen que la provincialización sea la solución de los problemas de la Península, 3 no confían en las autoridades que la promovieron y 2 confían en buenos resultados si se eligen bien a las próximas autoridades de la región… supongo que si hubiese entrevistado a la persona 10 –a lo mejor, quién sabe- me contestaba que la creación de la Provincia de Santa Elena es lo mejor que la ha pasado a la región.

Durante los hechos hubo un gran problema de enfoque periodístico, nadie promovió la inquietud sobre una consulta sólo en la Península para ver si se estaba de acuerdo con la provincialización tal y como Santo Domingo. Está de más opinar por qué los alcaldes peninsulares no la promovieron.

Entonces, ¿es justo condenar toda una región por unos cuantos ilusos y otros tantos patanes? La sola posibilidad de que los peninsulares superen a los guayaquileños –la historia nos ha enseñado que un pueblo puede resurgir de las cenizas-, me eriza la piel por la razón que quedemos en vergüenza por la soberbia de un grupo de conciudadanos que nada envidia a la soberbia de un grupo peninsular.

De cualquier forma, la historia les enseñará una dura lección a todos, tanto a quienes se fueron de casa, como a quienes les dieron una razón para abandonarla.

No soy fanático de algo en ésta tierra bendita de Dios. Soy guayaquileño de nacimiento y corazón, soy emelecista y socialista; amo a mi familia, amigos, compañeros y paisanos, defiendo mis ideas pero no pretendo imponerlas a nadie. El fanatismo no crea otra cosa que violencia física y sicológica… No esperemos que surja alguna víctima inocente para darnos cuenta.

martes, 23 de octubre de 2007

Hacerse respetar

http://www.youtube.com/watch?v=TbYvuILijDE

La dirección de arriba es para referente de lo que estoy por opinar. La verdad que la posición de Joseph Garzozzi, director de turismo de la Municipalidad de Guayaquil, de exhortar a no ir a la nueva provincia de Santa Elena como respuesta al irrespeto del que fue objeto la Bandera de mi ciudad durante las manifestaciones que se dieron en la Península, me había parecido una medida algo infantil y berrinchuda que nada aporta a la unidad nacional… pero existe algo que me indigna.

La creación de la provincia 24, en mi opinión, tenía una particular paradoja. Yo no confío en que los intereses de Pancho Pistolas, Pepe Carioca y el Pato Donald… “los 3 compañeros” alcaldes peninsulares sean transparentes y así mismo, la gestión de la Prefectura del Guayas no llenó las expectativas de quienes viven en Santa Elena, Salinas y La Libertad –en el mismo orden para los alcaldes en la alusión de los “3 compañeros”-… ya consumado los eventos, toca ahora que, tanto peninsulares como guayasenses, estemos al pendiente para ver que tan conveniente fue la provincialización.

Volviendo al tema de la deshonra para el bicolor guayasense, mucho cuidado a las autoridades del Gobierno en querer buscar “chivos expiatorios” para sancionar la culpabilidad de quienes actuaron directamente sobre la quema, y otras cosas que prefiero no mencionar, a la Bandera de Guayaquil. No se trata de encerrar a cualquiera que estuvo del lado de los hechos sino de encontrar a los malagradecidos que se burlaron y mancillaron el símbolo ciudadano de quienes durante mucho tiempo aportamos a su economía turística.

Sólo me refiero a ése grupo de personas, tengo familia en La Libertad y nadie en ella se prestaría a participar en ésta o alguna otra afrenta beligerante. Por eso reitero que hay que buscar a los auténticos responsables y aplicar una sanción ejemplificadora para que este tipo de acciones no vuelva a ocurrir en algún rincón del Ecuador.

Entre mis seres queridos están gente, no sólo de Guayaquil o La Libertad, también de Babahoyo, Machala, Milagro, Quito, Portoviejo, Ambato y estoy seguro que ninguno de ellos se sentiría cómodo si se burlan de su identidad y su cuna… pero no acudamos a la política de que por unos cuantos deban pagar inocentes, terminemos con esa clase de revanchismo.

Todos son libres de disfrutar el feriado donde les parezca… Por unos cuantos infelices no voy a dejar de visitar a mis familiares liberteños. Soy pacifista pero reconozco que tengo ganas de darles unas cuantas patadas a quienes mancillaron mi Bandera.

Y mucho cuidado con las balas perdidas, apuntemos bien.

domingo, 14 de octubre de 2007

Decepción

He sido de política de izquierda desde que diferencié los privilegios y equidades que existen en nuestra sociedad. Nunca me simpatizó el acaparamiento de prerrogativas con el afán de mantener una apariencia superficial.

Desde luego, dentro del mismo grupo se encuentran personas que hacen lo humanamente posible por aportar a la existencia de una sociedad justa y solidaria con lo que su talento y trabajo han conseguido.

Contribuir desde el lugar que los privilegios colocan es lo que respeto, lo cual puede darse desde cualquier ámbito. En el medio al cual pertenezco, es gratificante ver cuando un periodista de élite ayuda a un principiante… es el mismo principio donde también puede aparecer el falso orgullo.

No sé si es un falso orgullo lo que ciega a la Comisión de Comunicación de los asambleístas de Alianza PAÍS, o es que sencillamente quieren darle preferencia al canal del Estado y limitarnos las opciones de transmisión de lo que ocurra en la Asamblea Constituyente.

Creo que nadie se opone a que un medio de comunicación tenga privilegios sobre otros pero no concuerdo con que aumenten las dificultades de quienes no gozan de aquello.

A muchos de mis colegas les consta que he mantenido un línea crítica casi gobiernista, pero ni siquiera eso me impide opinar sobre lo que considero es una acción egoísta. Se aduce falta de espacio y quienes hemos hecho coberturas en la Gobernación del Guayas o el Municipio de Guayaquil sabemos que las dimensiones de un lugar es el menor de los problemas cuando hay organización.

Quedo a la espera de las opiniones de mis colegas… y decepcionado de los otrora colegas nuestros.

lunes, 1 de octubre de 2007

Sin pesimismo, por favor

Agazapados, pesimistas, detractores y hasta cobardes que no ponen su nombre completo en algunos foros por no ser blanco de lo que una mayoría tan abrumadora, que ni siquiera los derrocados obtuvieron para llegar a la Presidencia, apoyó un posible cambio antes que el conformismo de seguir en un marco Constitucional mediocre.

Cuánta inmadurez de los partidarios de la política tradicional pensar que nuestro siguiente destino es ser idénticos a Venezuela cuando a ellos mismos no les importó que empezamos a ser similares a Estados Unidos cuando el dólar reemplazó a nuestra moneda.

Cierto es, cambiamos de rumbo pero considerar que nos espera una noche larga y fría, por permitir una mayoría de gente nueva en la Asamblea, aquello no demuestra otra cosa que la intransigencia de algunos por defender el continuismo.

La mayoría se ha pronunciado y toca esperar que los nuevos asambleístas cumplan con su compromiso como en buena parte ha venido cumpliendo nuestro Presidente, que sigue ocupando el cargo pese a una intención reprimida de algunos por querer derrocarlo.

Esperemos lo mejor y no lo peor.