martes, 29 de julio de 2008

¿Nueva oportunidad o chance perdida?

Lo primero que llama la atención en la ola de opiniones vertidas para instigar a votar por el NO en el referendo es la cantidad de energía –y saliva- que se gasta… Cómo se extrañó ese afán cuando la anterior Constitución entregó en bandeja de plata todos los poderes –incluyendo el Ejecutivo- a la mayoría legislativa que nunca pensó que la paciencia de la auténtica mayoría tendría un límite.

Sí, la auténtica mayoría, esa que no goza de más escuela que la vida, que no tiene más cultura que la calle, que vive en zonas donde ni siquiera los medios de comunicación llegan y que sin saberlo –en buena parte- tiene inclinaciones izquierdistas al poner el recurso humano por sobre el poder económico.

La derecha tuvo su oportunidad y la desperdició, vamos viendo dijo el ciego con la que dice devolver los poderes al pueblo.

Sigo considerando que la nueva Carta Magna no llena todas las expectativas tan promocionadas por la magia de la Secretaría de Comunicación de la Presidencia… aunque para saber si es mejor o peor que la anterior habrá que leerla y comparar.

No obstante, los argumentos de la derecha ya parecen manotones de ahogado y el resultado puede ser contraproducente.

Los cuatro puntos señalados por la Iglesia, más lo que argumentan los propietarios de tierras y empresarios, entre otros defensores del estato quo, son la bandera que se utilizará para promocionar al NO… y eso tampoco convence a la mayoría.

El aborto y la familia contemporánea –por mucho que queramos, me incluyo- son conceptos tan amplios que no pueden ser encerrados en principios sino regulados mediante leyes. Fueron puntos que les tomó casi 6 meses en finiquitar en Ciudad Alfaro, el tira y hala fue tenaz.

Pero no se puede complacer a todos, nada es perfecto mas sí perfectible. El único atentado que se presenta día con día es en la educación familiar –con apoyo de los mercados de carne, perdón, televisivos-, donde existen desde las autoridades puritanas conservadoras hasta los alimentadores de antivalores.

Son estos extremos quienes hacen más daño que cualquier mala Constitución si este es el caso. Penalizar o no el aborto, permitir o no la unión homosexual no cambiará las cifras de muertes y tendencias.

Y esto por mencionar dos puntos polémicos... Que cada quien saque su balanza y vote según su tolerancia.

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